A Medellín...

Hoy te dejo Medellín preciosa, levanto vuelo para dejar por un tiempo tus calles sólo en mi memoria, las que caminé, las que pensé y las que converso. Descanso de tus abusos y de tus modas. Dejo tus fiestas y tus cafés, dejos tus bares y tus tragos de Aguardiente para estar sentado en esta pequeña ventana cual dicen, “tranquilo en mi propia ansiedad” empezando a percibirte desde ya en mi agradecida retentiva. Haber fijado mi cosmovisión en tus bien pregonadas calles, ha formado mi carácter, ha forjado la identidad con la que todos los paisas viajamos sin relegar de nuestro pesado equipaje.

Vuelo para seguir soñando, vuelo para aprender a soñar, vuelo para soñarte en la distancia, vuelo para aprender, para seguir aprendiéndote…para enseñarte en el mundo. ¡Que mis palabras perduren en los oídos de tu gente y que mis aromas descansen en lo que no cupo en esta pesada maleta repleta de argumentos soñadores, facilitadores de trámites y ponderados y necesarios objetos para alejarme de ti!

Paso mis recuerdos por tus parques, por tus noches, por mi gente, por la tuya; tomo un trago para enmudecer el taco en la garganta que aparece cuando acepto que debo olvidar tu Luna. Giro mi rostro para dejar de verte, sigues ahí, cierro mis ojos y me doy cuenta que vienes conmigo. ¡Gracias Medellín!

Comentarios

  1. Tanga el profundo! el intelectual! el de siempre hpp! Cuchito lo extraño putamente

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