Ser anti-cibersocial

Hay un derroche de afecto mentiroso entre los avatares de las personas que conozco y que quiero, en las pocas redes sociales en las cuales tengo una cuenta… falsa identidad camina entre sus dedos con aspiraciones maquiavélicas de agradar.


Revive la vanidad de quien no se acepta cómo es y le dieron la chance de parecer ser. ¡Hoy por hoy es figurar o figurar y de manera directa y oportunista! Hice el intento de felicitar a un viejo conocido en las redes sociales tan solo 3 minutos después de su exitosa epopeya, pero ya era muy tarde; 15 personas habían agotado el tema y lo habían entremezclado con diversas ridiculeces y fantocherías de un humor poco comprensible para mí.
Corrí a otra de las redes pero no me alcanzaron los caracteres para contar, en mi minúscula historia, por qué me gloriaba en el triunfo de aquel conocido. Un segundo después (cual pasa cada momento en este nuevo-extraño mundo de fantasías moldeables al agrado del farandulero virtual) estaba desconcentrado leyendo cómo a uno de los miles que se hacen llamar mis amigos (en estas plataformas) le había ocurrido exactamente lo mismo, que a mí, en una compañía prestadora de servicios de telecomunicaciones… era el nuevo “chacho” por los siguientes 15 segundos hasta que se atravesó una joven enseñando su pronunciado trasero. Fatigado, tomé la decisión de hacer parte del común virtual y dejé mi orgullo para hacerme partícipe de la congratulación colectiva para el héroe del principio de la historia… cuatro minutos y ese bien ponderado cuestionamiento me venció (“¿En qué estás pensando?”), no fui capaz de responderlo allí… Recurrí a este espacio para contarlo.



Comentarios

  1. Sea tu texto una manifestación escrita de otra de las tantas razones para dejar de considerar necesario tal monopolio de voyeurismo. Un saludo, querido amigo.
    :)

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  2. de verdad tremendo texto, te felicito muy bacano.

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