Entre los dedos

Y entonces haces memoria de las veces en que quedaste impávido ante la rutinaria agenda informativa ... y entonces te obligas a contar las veces -las que puedes recordar- en que tu "crítico interior" te ha recordado que adoleces de precisión, pericia, calidad y pulcritud...
Y entonces recibes un regalo de un amigo (mi crítico interior me reclama llamarlo maestro) a cambio de que te obligues a ser, ¿cómo? silenciando a toda costa a ese que él llama "estúpido" crítico interior...
Y entonces comprendes que está justo ahí, entre los dedos, la primera posibilidad para hacer que las cosas pasen...
Y entonces imaginas una cantidad de músicos, de poetas, de pintores, de escultores, de bailarines, de narradores, de teatreros, de bomberos, de policías, de médicos, de astronautas... que tuvieron un juez más fuerte que cualquiera y que frustró su camino: ellos mismos.
Y entonces agradeces esa compasiva exhortación...


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